No sé cuando todo empezó a ir mal. Sé que hubo un momento que marcó un antes y un después, pero no consigo localizarlo en el tiempo. Sobre la mesilla de noche están las pastillas blancas, junto al vaso de agua y no puedo evitar pensar lo graciosa que me resulta ahora mismo la frase "ahogarse en un vaso de agua".
Miro las pastillas. Cierro los ojos. Quizá mañana.
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