martes, 31 de agosto de 2010

Despojo 4 - Ángeles del metro

Iba en metro hasta donde trabajaba la sudamericana. Ella no tenía coche y me sería más cómodo seguirla. Enseguida los vi. Eran un hombre y una mujer yonkis sentados al fondo. Bien vestidos, pero yonkis. Se levantaron y se movieron hacia el centro del vagón. Me tensé.

Las puertas se abrieron y se empezaron a oír gritos. El tío al que habían robado la cartera se había dado cuenta y gritaba como si estuvieran degollando a un cerdo. Los dos salieron corriendo pero en el andén había cuatro seguratas como cuatro armarios. Uno agarró a la chica por la cintura y la tiró contra la pared. Rebotó con el hombro y al caer al suelo se abrió su bolso. Rodaron por el andén varias carteras y una jeringuilla.

El hombre parecía escapar pero apareció un armario que le golpeó en la boca del estómago. Se quedó doblado y sin respiración. De un empujón fue a parar al suelo donde estaba la chica. Enseguida los rodearon y les empujaron para que se quedaran pegados contra la pared del andén. El hombre abrazó a la chica protegiéndola con su cuerpo. Allí tirados y abrazados uno con el otro me parecieron ángeles desdentados caídos del cielo.

Me quedé mal. Aunque no me sobraba la pasta, esa noche iba a necesitar algo parecido a cariño. Pensé que más tarde llamaría a Fanny.

lunes, 30 de agosto de 2010

Despojo 3 - Vuvucela

El despertador sonó con el ruido de una vuvucela. Siempre lo dejo a dos metros para levantarme y no volver a dormirme. Me senté un rato en el borde de la cama con la cara apoyada entre las manos. Me levanté. Abrí la nevera. No había leche. Solo había café para una taza. Hice sitio en la mesa y me senté en el sofá. Crucé los brazos sobre la tripa y me balanceé adelante y atrás mientras me tomaba el café.

Miré en el móvil si había mensajes o correos. Nada. Solo tenía un caso. Un viejo imbécil quería que investigara si su chica sudamericana le ponía los cuernos.
Al viejo me había recomendado su nuera. Hace un tiempo ella me había contratado para seguir a un empleado que llevaba unos meses de baja. Me la follé. Tenía gracia que me contratara el viejo para ver si su chica le ponía los cuernos después de ponérselos yo a su hijo.

Me puse en marcha, iba a ser un día aburrido.

lunes, 23 de agosto de 2010

Despojo 2 - Hora Punta

El vagón estaba totalmente lleno de gente. Alargué la mano para agarrar la barra de hierro y no perder el equilibrio. Empecé a mirar a la gente que el azar había puesto a mi alrededor y observé a la chica que tenía delante pegada a mi.
No era mi tipo pero era por la mañana y mi cuerpo estaba despertando. Tuve una erección feroz e incontrolable, mientras el brusco deseo sexual me contraía bruscamente el estómago y casi me mareaba.
En pocos segundos recobré el control y la verguenza provocó que me ardieran las mejillas y me pusiera rojo. Era difícil, pero conseguí poner el maletín del ordenador portátil delante de mi entrepierna. No sé si ella notó algo.

En la siguiente estación se bajó todo el mundo y me quedé solo en mitad del vagón, como un espantapájaros roto, abandonado y avergonzado pero con una intensa necesidad de aliviarme.

Despojo 1 - Pilar y yo

Es difícil centrar tu pensamiento cuando hace tan solo media hora que te has metido un pico.

Estaba tirado destartaladamente sobre un sofá sucio y roto que habían abandonado junto a los contenedores y Pilar estaba sentada en el suelo con la mirada perdida y la cabeza apoyada sobre mi pierna.

La miré y acaricié su mejilla. No fue gran cosa y ni siquiera se enteró, pero fue la mayor muestra de amor que tuve nunca por nadie.