Estoy tumbado en la cama. Aparecen en mi cabeza pensamientos sin sentido, pero de una extraña coherencia. Siempre es así, es el paso previo a dormirme.
Me despierta la música del teléfono. Me hablas, me gritas.
Todavía faltan unos segundos para que olvide esos extraños pensamientos.
En ese momento no sé a que lado del espejo está lo que escucho y lo que recuerdo. Cierro los ojos. Espero con paciencia a que una de las dos cosas desaparezca.
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